Con más dudas que certezas

La búsqueda del cadáver de Jorge Julio López a partir de un impreciso testimonio

El uso de georradares les permitió a los expertos realizar once marcas en el predio de la estación del ex ferrocarril Roca, ubicada en el Parque Pereyra Iraola, para analizar si se puede tratar de restos humanos. Escepticismo de los investigadores.
Por Adriana Meyer
 
“¿Encontraron a Julio López?”, grita una muchacha desde la ventana del tren que abandona lentamente la estación Pereyra. Es que la zona fue vallada para preservar el trabajo de los miembros del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), que buscan los restos de Jorge Julio López tras la denuncia de un supuesto testigo de identidad reservada de que estarían en esa parada del ex ferrocarril Roca, ubicada en el Parque Pereyra Iraola. Los expertos del EAAF, con el apoyo de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) y de la Federal, trabajaron desde el mediodía con dos georradares y establecieron once marcas en el perímetro delimitado por los dichos del denunciante. Si hoy culminan con esta tarea analizarán con pipetas en qué consisten esas marcas, que pueden ser tanto huesos humanos como de animales, o incluso una lata o una piedra, y podrían comenzar las excavaciones. Mientras tanto, ayer creció el escepticismo de todos los protagonistas del caso respecto de la validez de los nuevos datos. Los abogados querellantes de Justicia Ya! pedirán hoy a la fiscalía que cite e interrogue al presunto informante, que espera cobrar la recompensa de un millón y medio de pesos que ofrece el gobierno provincial.

Los perros sueltos del pequeño barrio que hay en torno de la estación cruzan las vías tranquilos, como si supieran que cada formación no para, aunque pasa muy despacio. “Primero se desmalezó todo, así al menos a los vecinos les quedará el predio limpio. Luego comenzaron a trabajar los georradares, que escanearon todo el sector que da al camino Centenario de la estación. La declaración habla de construcciones nuevas pero no hay ninguna, salvo la reja que separa las vías y unos arreglos en la escuela de policía Juan Vucetich, que está acá cerca, así que la Justicia decidió buscar en todo el perímetro aledaño”, dijo a Página/12 Enrique Fukman, de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos y miembro de Justicia Ya!. “Sospechamos que es una más de las tantas denuncias veraniegas”, agregó.

Los georradares, aportados por la Dirección de Inteligencia Criminal del Ministerio de Seguridad, son dispositivos tecnológicos que detectan alteraciones morfológicas bajo la tierra a una profundidad que oscila entre 1,80 y 2 metros, y brinda al EAAF los parámetros para orientar la excavación. El fiscal federal Hernán Shapiro explicó que “se tomarán las horas que se requieran para realizar la investigación”, que podría durar varios días porque el predio mide unas dos hectáreas. Una de las marcas establecidas con el georradar está en un camino de conchillas al lado del andén, lugar donde creen poco probable que hayan enterrado un cadáver. Hoy la actividad comenzará a las ocho y participarán perros adiestrados, además de bomberos que revisarán dos tanques de agua y algunos pozos de agua.

“Tenemos el escepticismo propio de cuatro años de innumerables pistas como ésta. Pedimos que sean interrogados el testigo y el abogado para que exponga en la causa lo que hasta ahora dice en los medios, lo que se aportó es un lugar bastante indeterminado. Pero lo grave es que, en el caso de que fuera cierto y aparecieran restos, ya habría fracasado el paso posterior, que es dar con los responsables, por haber publicitado la información antes de verificarla”, dijo la abogada Guadalupe Godoy, de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre (LADH). Consultada sobre el asidero que les dan a los nuevos datos, Godoy respondió: “No se trata de eso sino que consideramos que fue irresponsable que el denunciante lo exponga a los medios antes que a la Justicia, y que las autoridades provinciales le hayan dado entidad cuando ni siquiera habían analizado de qué se trataba ni había llegado a sede judicial. Hubo como mínimo una ligereza lamentable del ministro Casal”.

En el mismo sentido se pronunció Ruben López, hijo del testigo desaparecido, al afirmar que el abogado Alejandro Sánchez Kalbermatten “salió a hablar en los medios antes de que esto se judicialice”. Y Nilda Eloy, compañera de cautiverio y de juicio de López, dijo que esta denuncia “genera incertidumbre”, ya que “apareció de la nada”, en medio “de un año electoral”. La militante agregó: “Si a alguien se le pasa por la cabeza que la aparición del cuerpo finaliza la investigación está equivocado, queremos a los responsables en la cárcel”. Para Godoy “a veces se prioriza lo mediático para demostrar que se está haciendo algo, no es casual que un día antes se hayan cumplido dos años de la desaparición de Luciano Arruga, algo que compete al gobierno de la provincia”. La abogada agregó que eventualmente la pista de la Vucetich no tendría que ver con este nuevo testigo sino con la hipótesis inicial de los organismos de derechos humanos, que sostienen que a López lo secuestraron militares y policías que pretendían impedir la continuidad de los juicios por delitos de lesa humanidad. “Acá se investigó la denuncia de una mujer que decía transformarse en pájaro y veía a López, así que todo es posible”, culminó quien fuera la representante legal de López en el juicio que condenó al genocida Miguel Etchecolatz. “Más que proteger a testigos lo que hay que hacer es vigilar a los represores y genocidas”, agregó otra de las abogadas querellantes, Myriam Bregman, del Ceprodh.

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