Hace dos años que se lo tragó la tierra, por decirlo de alguna manera, y hace dos años que nosotros, que no tenemos más herramientas que el deseo de encontrarlo, lo buscamos, lo reclamamos, gritamos y exigimos que aparezca.
Perdone Don Julio por no haberlo cuidado lo suficiente; por ser tan ingenuos, por habernos conformado sólo con su verdad, que lo hacía tan fuerte, tan contundente, tan nítido frente a sus verdugos. A los que le habían lastimado tanto y ahora están en el banquillo de los acusados.
Perdone si los que institucionalmente debían preservarlo no tomaron los recaudos necesarios. Entrañable error, u horror incluso. Debieron saber que su seguridad dependía de ellos, no de usted, por más reacio que fuese a esas cosas. Todavía hoy, a dos años, estamos esperando alguna explicación.
Policía, Inteligencia y Poder Político: ¿tan desprevenidos pudieron ser? O los tengo que llamar indiferentes, como a los demás indiferentes de siempre. ¿O es muy osado pensar que entre algunos de ellos están sus verdugos? Los que trabajan en las sombras; la prolongación de los genocidas presos. De los que lloran o amenazan cuando les cae el peso de la ley.
Quiero que sepa Don Julio que somos miles los que exigimos su aparición. Los que nos sentimos lastimados, heridos, que en plena democracia nos dibujan nuevamente la figura del "desaparecido" como método de silencio. Pero ¿sabe una cosa?, usted hoy es, más que nunca, un "aparecido": más fuerte, más visible, más grande.
Por último, quiero pedirle perdón por creer que, en Villegas, nuestros representantes se harían eco de nuestro pedido de su aparición con vida. Pero no fue así. Con mucha vergüenza e indignación vimos que en ése recinto primaron intereses mezquinos en los bloques que lo conforman.
Perdone López, pero usted a ellos no les interesa. Usted no es motivo de reunión, ni de discusión, ni de sesión.
¡Qué ironía, Don Julio, justo en este pueblo que lo vio nacer!
Y, como nunca,??
¡Hasta
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